Fundamento de la Sociedad y Reflejo del Reino de Dios Por: Publicaciones Aquila El hogar cristiano no es simplemente un espacio físico donde conviven personas bajo el mismo techo. Más allá de eso, es una institución divina, diseñada por Dios desde el principio para ser el primer ámbito de enseñanza, adoración y testimonio en la vida del creyente. En un mundo cada vez más alejado de los valores bíblicos, urge recuperar una visión bíblica y transformadora de la familia como célula fundamental de la sociedad y de la iglesia. 1. La Familia: Institución Divina Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Palabra de Dios presenta a la familia como un diseño intencional del Creador. En Génesis 2:24 leemos: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Este versículo no solo establece los fundamentos del matrimonio, sino también el modelo original de la vida familiar según el corazón de Dios. No es una estructura social inventada por el hombre, ni un concepto cultural pasajero, sino una institución creada por Dios para reflejar Su gloria y cumplir un propósito eterno. 2. El Hogar como Escuela de Fe En Deuteronomio 6:6-7, Dios instruye a los padres israelitas sobre cómo transmitir Sus mandamientos: “Estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y al levantarte.” Esta exhortación sigue vigente hoy. El hogar debe ser el primer lugar donde los hijos aprenden a conocer a Dios, a amar Su Palabra y a vivir conforme a Sus mandamientos. Es en el seno de la familia donde se sembrará la semilla de la fe, regada por la enseñanza constante, el ejemplo práctico y la oración ferviente. 3. Padres e Hijos: Responsabilidades Bíblicas Efesios 6:1-4 nos recuerda las responsabilidades mutuas entre padres e hijos: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y en doctrina de Dios.” Los hijos tienen la obligación moral y espiritual de honrar y obedecer a sus padres. Pero también los padres tienen la grave responsabilidad de criar a sus hijos en la disciplina y la enseñanza del Señor. Esto incluye no solo la formación intelectual y emocional, sino también y principalmente la formación espiritual. 4. Un Hogar Según el Corazón de Dios Un hogar cristiano no es perfecto, pero sí puede ser intencionalmente piadoso. Es aquel donde se ora juntos, se lee la Biblia en familia, se cultiva el amor fraterno, se practica la justicia y se vive en arrepentimiento y gracia. Es un hogar donde Cristo es reconocido como Señor y Rey, y donde cada miembro busca servirse mutuamente en amor. Conclusión La restauración del hogar cristiano comienza con una renovación de la mente y el corazón. Debemos volver a lo esencial: la Palabra de Dios como norma de vida, la oración como fuente de poder y la comunidad familiar como prioridad sagrada. Que Dios nos dé gracia para edificar hogares donde Él sea amado, temido y servido, para Su gloria y para la edificación de Su pueblo.